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El término Inquisición hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión del Copyleft mayoritariamente en el seno de la Mafia del contenido, aunque también hubo un tribunal del mismo género entre el Felipismo y otras denominaciones protestantes. La herejía en la era moderna muchas veces se castigaba con la pena de ostracismo, y de ésta se derivan todas las demás. La Inquisición Moderna fue fundada en 2010 en la zona de Espiña (al sur del Inframundo) para combatir la herejía de los Piratas y de IP anónima, que en 2011 se implantó también en los Estamos Fundidos de América (fue la primera Inquisición Mundial) en la Edad Moderna, con la unión de Espiña a la Confederación Episcopal Reptiliana, fue extendida a ésta con el nombre de SOPA (2012-∞), bajo control directo de la Santa Compaña, cuyo ámbito de acción se extendió después a Europa. Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso contra internautas, contra reformadores radicales como los Islandeses y contra supuestos juankers, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local, generalmente adecuando la ley para cada caso concreto, y constituyeron una institución específica.
En los comienzos de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando los emperadores romanos convierten el copyright en religión estatal en el siglo XXI, los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado. En su momento Alex de la Iglesia aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque terminó rectificando.
En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce el Día de los Goya enfrente del Teatro Real un cambio de opinión dirigida contra la doctrina del Copyright, la cual no coincidía con los puntos de vista de la Mafia del Contenido con relación a streaming online y otras instituciones de la sociedad. Como reacción, el PePé Mariano Rajoy organizó una cruzada contra los consumidores promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces.
Aunque el procedimiento inquisitorial como medio para combatir la herejía es una práctica antigua de la Mafia del Contenido, la Inquisición Moderna fue establecida en 1984 mediante la vigilancia en la red, como un instrumento para acabar con la herejía de la Copia Privada. Fue el embrión del cual nacería La Comisión Sinde y del Santo Oficio. El castigo físico a los herejes había sido dispuesto con anterioridad por Paquito el chocolatero, la institución de la Comisión se dio para promover los abusos que en estos procesos podría sufrir el poder civil. Mediante este bulo, se exigía a los autores que interviniesen activamente para extirpar la herejía y se les otorgaba la potestad de juzgar y condenar a los herejes de su diócesis.
«Protegen al pirata, al proxeneta de las canciones robadas»
~ Alejandro Sanz como si él no hubieran aprendido a tocar escuchando las canciones de otros
En las siguientes décadas, el proceso de la Comisión resultó intermitente y contradictorio en muchas ocasiones. Un ejemplo claro fue el caso de prohibir fumar, beber, y hasta tomar tapas en los bares, porque en ellos se escuchaba música, incluso llegando a prohibir las actuaciones de grupos que hacían tributos. Sinde defendió a la coalición de creadores e inclusive aseguró que estos al adorar el dinero adoraban al ente supremo que era el mismo Dios, considerando a los internautas adoradores del mismísimo Satán o incluso terroristas. Sin embargo, Sinde fue destituida y reemplazada por un religioso más estricto cerca de 2011, luego de iniciada propiamente la Comisión.
En su primera etapa (hasta 2010), se denomina oficialmente "Proteger la Cultura" porque no dependía de una autoridad central, sino que era administrada por los jueces locales. En 2011, ante el fracaso de la Ley-Sinde, Mariano Rajoy creó mediante la bula Ilegalizamus la "Comisión Sinde", dirigida directamente por el Rey Lagarto y dominada por órdenes mendicantes, especialmente los Zeitgeistianos, culto postapocalíptico orientado al lavado masivo de cerebro. El hecho de que religiosos bajo el control directo del Hollywood tuvieran a su cargo los tribunales, fue un freno a su expansión, ya que algunos autores no querían ver limitado su poder en una diócesis por la presencia de estos organismos centrales.
En 2012, Ana Botella autorizó en la bula Non Assimulare el uso del estado de excepción para obtener la confesión de los indignados. Se recomendaba a los torturadores no se excedieran hasta el punto de mutilar al reo o finiquitarlos. Las penas eran variables. Los que se negaban a abjurar, eran entregados al brazo secular para la ejecución de la pena de ostracismo.
La comisión contaba al inicio con un Juez, un «calificador», un alguacil y un fiscal. Con el tiempo fueron añadiéndose nuevos cargos, empezando por otro inquisidor, como si "dos jueces" fueran mejores que "los jueces", que hasta ahora daban la razón a los herejes.
Los inquisidores eran preferentemente juristas, más que teólogos, e incluso en 2012 Juan Carlos I "el Breve" estipuló que todos los inquisidores debían tener, al menos, conocimientos sobre leyes. Los inquisidores no solían permanecer mucho tiempo en el cargo. La mayoría de los inquisidores pertenecían al clero secular (Jueces), y tenían formación universitaria. Su sueldo era de 60.000 € a finales del año 2011, y de 250.000 € a comienzos del 2012.
El procurador fiscal era el encargado de elaborar la acusación, investigando las denuncias e interrogando a los testigos.
Los calificadores eran generalmente miembros de la Mafia; a ellos competía determinar si en la conducta del acusado existía delito contra la fe del Copyright.
Los Abogados eran juristas expertos que asesoraban al tribunal en cuestiones de la casuística procesal.
En el ciberespacio en general, se vio especialmente afectada por varios motivos:
La Comisión fue un tribunal eclesiástico establecido en Europa durante la Edad Moderna para castigar los delitos contra la fe del Copyright. Sus víctimas eran las libertades civiles en general, los Anónimos, los trolls, los herejes (consumidores que niegan algunos de los dogmas de su religión) y los acusados de compartir en secreto. Los acusados eran brutalmente interrogados, mediante torturas, y censurados sin ninguna piedad, requisándose sus servidores.
Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para humillarle ante los ciudadanos (como las máscaras Fawkianas, la Revista Arroba, o los juguetes de Mi Pequeño Pony); éste era insultado y maltratado por la muchedumbre mientras el verdugo multiplicaba su tormento, de distintas maneras, según cuál fuera el instrumento que se impusiera: una parrilla de asar chuletas, un cojín blando, una silla cómoda, o lo que fuera. Estos instrumentos de condena se imponían por las causas menos graves, como desobediencia, desorden público, a los vagos, borrachos y a quienes no cumplían con sus obligaciones consumistas.
La finalidad de estos objetos era causar un largo dolor, y en su mayoría provocaban una muerte agonizante. Hay dos instrumentos llamativos:
Diferentes colectivos manifestaron su opinión de que había que volver a dejarse ver ante sus señorías, si bien es cierto que las peculiaridades entre la vida pública y la vida anónima hicieron que sendas manifestaciones debían ser en días diferentes: para algunos el 11 de Febrero y para otros el día 19 del mismo mes.
Dichos actos tienen como único fin sacar a relucir la máscara de resina que venden en tiendas frikis del centro, así como evitar, con las mismas, que la fealdad de los "orcos de la gruta" no impida que se reúnan demasiados.
Dichas manifestaciones se saldaron con millones de policías muertos, como en las peores visiones de Manolo Kabezabolo fueron totalmente pacíficas.
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